Entre 1939 y 1945, el mundo dio un vuelco: la democracia se impuso ante los fascismos y se convirtió en el régimen vigente en la Europa occidental. Pero, para ello, hicieron falta 60 millones de muertes.| Muy Interesante
Al ser nombrado primer ministro en mayo de 1940, Winston Churchill era consciente del mayúsculo reto al que se enfrentaba. Su fe inquebrantable permitió al pueblo británico resistir el ataque alemán durante la Batalla de Inglaterra y avanzar hacia la derrota del nazismo gracias a la alianza con Roosevelt y Stalin| Muy Interesante
A la muerte de Lenin, Iósif Stalin ocupó el poder y gobernó con mano de hierro, sometiendo a su país a purgas que sembraron el terror entre "amigos" y "enemigos".| Muy Interesante
El 21 de agosto murió asesinado Leon Trotsky, un político clave en la revolución bolchevique y segundo al mando del propio Lenin.| Muy Interesante
La Unión Soviética liberó a los países de Europa oriental de los nazis, pero luego decidió quedarse e impuso regímenes que solo respondían a los intereses estratégicos y económicos de Moscú. Todos los intentos de conseguir un mayor grado de libertad fueron sangrientamente reprimidos.| Muy Interesante
La tarde del 2 de marzo de 1953, Iósif Stalin, el máximo dirigente de la Unión Soviética, yacía en el suelo sobre la alfombra. Su fallecimiento, comunicado días después, desencadenó el proceso de “desestalinización” que sólo terminaría con la disolución de la URSS muchas décadas más tarde.| Muy Interesante