Todo inicia con los aplausos. De pie, agradezco la ovación, con esa mezcla de cansancio, satisfacción y un poco de irrealidad que suele acompañar el final de cada concierto. Levanto por fin la mirada hacia el público, y tras las luces que me encandilan, distingo con terror su figura inconfundible: El ramo de flores…. Entonces se desarrolla el protocolo tantas veces vivido: Una mujer (siempre) guapa (casi siempre) se sube al escenario y me entrega las flores. Yo espero con […]| Sonus Litterarum
A Eugenio Vargas 1 Es tarde. La oscuridad envuelve a la estirpe de Micenas, que yace adormecida. En la parte más alta del palacio, ante la mirada impasible de los dioses, comparece un vigía. Acodado, y con cierto desespero, el atrida sin nombre escruta el firmamento. La noche es clara y psique es extensa —aunque nada sepa sobre ello—. El suave tremor de las estrellas pulsa una música lejana y secreta. Como perro que anhela el retorno de su amo, […]| Sonus Litterarum