Hay ciudades que no necesitan justificación para acoger un festival de ópera. Viena, por supuesto. Milán, faltaría más. Pero Sevilla… Sevilla lo exige todo. Lo exige la Historia, lo exige la arquitectura, lo exige la calle. Una ciudad que ha sido musa de más de ciento cincuenta óperas no puede […]| Revista Mercurio