Al cabo y en una tromba los nuestros dieron la respuesta: «¡Ay, que dolor!», gritó la mujer joven, y «¡Ayayay!», balbuceó la abuela ciega, a sabiendas de que los suyos volvían de un más allá menos que distante, pero impersonal. La Bulla, ominosa, nos siguió kilómetros y desapareció, o eso […]| Granta
Federico Robledo buscó sobresalir desde muy niño. Otros párvulos con aptitud para el dibujo aspiraban si acaso a dibujar con cierta corrección. Él quería ser el mejor dibujante o nada. Y se atuvo siempre a esa disyuntiva radical. A los doce años ejecutó su primera obra digna de memoria: un […]| Granta
En un domingo futbolero con finales de la Eurocopa y la Copa América, disfruta un cuento que evoca a Roberto Baggio en 1994.| Gatopardo