La respuesta político-sanitaria a la pandemia constituye el mayor escándalo de salud pública de la historia. Se basó en un engaño descomunal, pero la verdad se va abriendo paso. Ya sabemos que ni los ilegales confinamientos ni las estúpidas mascarillas sirvieron para nada[1] salvo para enriquecer al entorno de nuestra clase política, pero ¿qué ocurre […]