Epicentro de la cristiandad y símbolo por excelencia del poder papal, la grandiosa basílica de San Pedro atesora una larga historia en la que no faltan el misterio y la ostentación, la espiritualidad y el materialismo. De erigirse sobre los restos de la tumba del apóstol a provocar indirectamente el cisma protestante, esta obra monumental es una clara muestra de las contradicciones de la Iglesia católica romana.