La gente puede ser monstruosa. Irrecuperable. Oscura. Todo esto –y más, mucho más– lo aprendí con sangre y con letra a través de las novelas de Víctor del Árbol. En esta historia –pero no sólo en esta– el negocio es la muerte. Se muere de muchas maneras, incluso se muere durante años, como aquí ocurre, pero se sigue en pie. Hasta el final. “Así somos, ¿verdad?”, le dice una amante fervorosa antes de intentar clavarle un cuchillo a su pareja. ¿A qué se refiere? Compact...