Es un secreto a voces que las relaciones sociales en el capitalismo se encuentran invertidas: son relaciones entre cosas donde los seres humanos somos reducidos a un medio. En tales circunstancias, no es de extrañar que las representaciones se confundan con lo representado, e incluso que los intereses de los representados se confundan con los de sus representantes. Es decir, los intereses de los gobernantes con los de los gobernados, los de los explotadores con los de los explotados.