Acaba de terminar la semana en el que mucha gente se auto-inflije castigos a fin de contentar o conseguir el favor de la deidad en la que creen. Es curiosa esta tradición y lo mucho que se sigue por los medios de comunicación. Hay gente capaz de hacerse auténticas animaladas, como clavarse unos clavos en pies y manos o flagelarse la espalda (cuanto más sangrienta quede, mayor y mejor es tu fervor religioso). Luego, a parte de las lesiones auto-inflijidas existe también la costumbre de ca...