Nada hacía presagiar que estaban a punto de asistir al momento cumbre de la humanidad; aquel que cambiaría la historia para siempre. Los apóstoles accedieron al Cenáculo con Jesús para celebrar la Pascua. Eso era todo. Y salieron de allí con el poder para transformar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Comenzaba el primer Triduo Pascual que reverberaría a partir de entonces hasta el final de los tiempos.