En la marcha "contra la gentrificación" del viernes 4 de julio se amalgaman varios y muy confusos asuntos: quejas vecinales contra los altos precios de la vivienda, demandas izquierdistas o asuntos remotos como la causa palestina. También una retórica antigringa que raya en la xenofobia y que, en la marcha, tuvo expresiones de violencia.