A Víctor Armando Cruz Chávez, después de revisar todas las aflicciones de nuestro entorno, le basta una imagen aparentemente grata para llenarnos de zozobra. “En la calle suena el carro de los helados y el tiempo parece detenerse, / con un sol crucificado, una vena rompiéndose, / una hoja en vilo entre un viento de incertidumbre”.