Si alguien quisiera recuperar la credibilidad y la buena reputación del BBVA tendría un serio problema. La entidad que se forjó desde el País Vasco, y más concretamente desde la burguesía financiera de Neguri, ha entregado su alma en el Madrid capaz de triturar cualquier iniciativa que sea incapaz de mantenerse digna en todos y cada uno de los sentidos de su actividad: el negocio y la dimensión pública y social.