Si hoy me obligasen a ir al concesionario a comprarme un coche eléctrico en España, estos serían los tres modelos que tendría en la cabeza. Dos de ellos están pensados para el español medio, que es ese conductor que busca un “ni tanto ni tan poco” entre precio, autonomía y espacio, y uno más aspiracional, porque soñar con una berlina premium de más de 300 caballos no hace daño a nadie.