El deporte en Cuba ha sido, desde mediados del siglo XX, mucho más que una actividad recreativa: ha representado un espacio de identidad nacional, resiliencia ante las dificultades económicas y un motor de reconocimiento internacional. En medio de crisis políticas, graves problemas económicos y transformaciones sociales, el deporte cubano se ha mantenido como una de las expresiones más auténticas del espíritu de la isla.