“La digitalización de las comunicaciones humanas —que conlleva una disminución de las experiencias reales y de los recuerdos compartidos— ha fomentado una aparente desconexión entre los seres humanos. Gracias a las mejoras en la comunicación y el transporte podemos sortear las distancias como nunca antes. ¿Pero cuán conectados estamos entre nosotros y con nosotros mismos?”, se pregunta Pilar Barba, directora de la revista, en su editorial del número 34.