A tan solo 20 minutos de Olite, el pueblo más bonito al que viajar este septiembre, aparece entre colinas pedregosas y extensos campos suaves que mezclan el dorado del cereal con el verde de la vid, una pequeña localidad de carácter medieval, que conserva sus calles empedradas y la construcción de sus casas abrazando la iglesia-fortaleza, que en su momento regía el núcleo poblacional. Junto al resto de patrimonio repartido entre sus callejuelas empinadas, su valor arquitectónico le con...