Un rey enfermo de gota ―y artrosis y accesos e hidropesía…― contempla a los pies de la sierra de Guadarrama cómo va tomando forma el sueño de su palacio-monasterio. Sentado en una silla de granito, Felipe II vigila los avances como haría cualquier jubilado en España actualmente… O, al menos, así lo explica la tradición, que ese era el lugar en el que el monarca más poderoso de Europa observaba envuelto en su capa negra cómo más de veinte mil obreros levantaban lo que sus con...