En el imaginario popular, llegar al centenario parece reservado a los habitantes de lugares mágicos, donde el tiempo corre despacio y la genética juega a favor. Sin embargo, la realidad científica es mucho más concreta: la esperanza de vida está profundamente entrelazada con nuestros hábitos alimenticios. No se trata de adivinar cuál será la próxima “superfruta milagrosa”, sino de entender que el verdadero poder de la longevidad reside en la constancia de nuestras elecciones dia...