En lo más profundo del cerebro, en una región hasta ahora discretamente ignorada por la ciencia del dolor, un pequeño ejército de neuronas ha suscitado una nueva esperanza. Se trata de un grupo específico de células cerebrales que permanecen activas mucho después de que el cuerpo haya sufrido una herida. El hallazgo, realizado en ratones por investigadores de la Universidad de Pensilvania, no solo identifica el epicentro neuronal del dolor crónico, sino que también sugiere que el cer...