Hoy llegas a la Plaza de San Marcos al amanecer y te cuento una historia. El aire huele a sal y a piedra antigua, y frente a ti se alza la fachada de la basílica, un tapiz de mármoles, columnas, mosaicos y destellos. Pero entre los cinco portales que la horadan, hay uno que parece respirar historia y misterio: el Portal de Sant’Alipio, el más alejado del mar.